En otoño, dedicarse a la renovación cutánea durante las sesiones de tratamientos faciales es la principal vía: exposiciones prolongadas al sol y al viento, restos de bronceado, un poco de pereza en los cuidados en casa acumulados durante las vacaciones, y aquí estamos…la piel necesita el tratamiento estacional óptimo que pueda regenerarlo profundamente, restaurarlo y hacerlo receptivo a los productos y tratamientos invernales.
¿QUÉ ES EL ÁCIDO GLICÓLICO?
Pertenece a la familia de los alfa hidroxiácidos y es un exfoliante de origen natural (remolacha y caña de azúcar) que se absorbe muy fácilmente en la superficie epidérmica.
¿CUÁL ES SU ACCIÓN SOBRE LA PIEL?
El ácido glicólico elimina las células del estrato córneo desarticulado de la epidermis, el más externo, formado por laminillas ricas en queratina y pobres en agua que están naturalmente destinadas a la descamación.
La acción del glicólico acelerará el proceso de exfoliación natural de la epidermis con un notable resultado de firmeza, luminosidad y despigmentación (efecto aclarante sobre las manchas de la piel).
Además, al acelerar los tiempos de renovación celular, estimulará la síntesis de colágeno y elastina, nuestros aliados más preciados para una piel más suave y luminosa, y allanará el camino para la recepción óptima de tratamientos específicos, como el antienvejecimiento.
¿CUÁNDO ES EL MEJOR MOMENTO PARA LOS TRATAMIENTOS CON ÁCIDO GLICÓLICO?
Dada su característica fotosensibilizante, sin duda los meses de otoño e invierno son ideales para realizar un curso con ácido glicólico. ¡Cuando llegue la primavera nuestra piel brillará con luz propia!