Aceite de arroz: Marcadamente emoliente, hidratante, nutritivo, antioxidante, tonificante y antiinflamatorio, este aceite es ideal para restaurar la barrera hidrolipídica y proteger la piel con una acción muy delicada también apto para pieles sensibles y reactivas.
Aceite de almendras dulces: este precioso aceite se integra perfectamente en la película hidrolipídica de la piel, ayudando a reducir la TEWL (pérdida transepidérmica de agua), además tiene una acción emoliente y calmante. Apto para todo tipo de pieles, incluso las más delicadas.
Aceite de germen de trigo: Este aceite es muy utilizado en cosmética debido a su alto contenido en Vitamina E lo que lo convierte en un excelente antioxidante. También tiene propiedades nutritivas y elastificantes.
Mayor: Obtenida de las flores de saúco, esta agua aromática ya era conocida en la Edad Media por sus propiedades descongestionantes y antisépticas, muy rica en vitaminas, da excelentes resultados en pieles particularmente delicadas, calma e hidrata.
Áloe: Rica en mucopolisacáridos, vitaminas y minerales, esta planta originaria de África Central pero muy extendida en muchos países, es conocida desde hace milenios por sus innumerables beneficios. En cosmética es perfecto para tratar las pieles más delicadas y sensibles gracias a sus acciones calmantes y calmantes pero también es un potente agente cicatrizante, regenerador, purificante y antienvejecimiento. Además de ser un extraordinario humectante, crea una "barrera" en la capa superficial de la piel que impide que ésta disperse el agua. Desempeña un importante papel calmante y regenerador, ligado a su capacidad para aumentar la actividad y cantidad de colágeno mediante la estimulación de los fibroblastos.
Extracto de células madre de Equinácea: tiene la capacidad de reducir la permeabilidad de los capilares, fortaleciéndolos y protegiéndolos. Estimula la síntesis de colágeno y redensifica las pieles finas y delicadas.
Extracto de células madre de marrubio: Hierba amarga con interesantes propiedades antiinflamatorias, deja la piel tersa y suave, es alisadora, purificante y aporta luminosidad.
vitamina C: este compuesto orgánico hidrosoluble es de vital importancia, está presente en la naturaleza y debe introducirse en el organismo periódicamente a través de los alimentos; en este caso se utiliza como ingrediente cosmético por sus innumerables cualidades, de hecho, es capaz de fotoproteger la piel, activar la proteína colágeno compactando el tejido y, por último, combatir eficazmente el envejecimiento cutáneo.
Vitamina E: tiene una potente acción antioxidante, participa en el buen funcionamiento de los tejidos conectivos, tiene características hidratantes, calmantes y protectoras frente al fotoenvejecimiento. La vitamina E también ayuda a reducir la pérdida de agua por transpiración (TEWL).
